Cuando
Mario me comentó que
teníamos coto en el río Escabas, a mi memoria me vino la primera, y
hasta ahora única
vez, que había
estado en este magnifico río de la serranía conquense; se trata de un río de aguas cristalinas, un río calizo que discurre serpenteando rodeado por un bosque de pinares
inacabables y bastante amable en cuando a su andadura aunque sus truchas
fueron, ese día,
esquivas y difíciles
de engañar dada la claridad así como el bajo nivel de agua que, aquel mes de
septiembre, tenía el río.
No
Paco no, me reconvino Mario, se trata
del Escabas, si, pero a la altura de Priego, según me han contado se trata de un coto muy
cerrado donde los accesos al río son pocos y es bastante difícil de andar, aunque guarda sorpresas en forma
de truchas enormes.
Y
nuestro amigo Mario no se equivoco ni por lo uno ni por lo otro, como podréis ver en las fotos los accesos eran verdaderas selvas y el río un
autentico mata-hombres.
Sus truchas no dieron la cara mas que al inicio de la jornada buscándolas pegadas al fondo y ya casi cuando nos íbamos, fue donde nuestro amigo Paco hizo honor al sobrenombre de Dr. Palancas tal como se le conoce por tierras sorianas y salmantinas al pinchar, como el dice, un autentico torpedo de mas de 80 centímetros (no os perdáis el video) y que finalmente no pudimos ensalabrar por pura mala suerte.
Como
curiosidad comentaros que no vimos, en todo el día, volar ningún tipo de efímera, ni tan siquiera un socorrido tricoptero
y aunque al final, en una larga tabla, vimos
alguna trucha puesta, estas solo estaban por la labor de comer, si era eso lo
que hacían, abajo.
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