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viernes, marzo 29, 2013

Rio Tormes


"Chicos, menos de un 14 no me atrevería a poner como bajo en este coto... Los pepinos que tiene en su interior son de impresión y yo no me la juego ya que puedes perder el truchón de tu vida como no estés bien preparado". De esta manera nos iba poniendo Paco en antecedentes sobre lo que nos podíamos encontrar en esta parte del Tormes.




En verdad, tengo que reconocer, las ganas que tenía de conocer este río tanto por sus truchas, famosas por su librea tan especial, como por la fisonomía del propio escenario, un río de llanura anchísimo y que, a priori, representaba para mi el reto de iniciarme en esta clase de escenarios teniendo en cuenta que mis experiencias se centraban en ríos no mas anchos de 15 o 20 metros. De echo tantas ganas e incertidumbre tenía que, por primera vez en bastantes años, deje mi caña de toda la vida (una 8,4 pies linea 3) a un lado para estrenar una larguísima, para mi, caña de 10 pies línea 4 que me regalaron unas Navidades y hasta ese día aun no había estrenado.



Y llego el gran día, el Tormes nos estaba esperando perfecto de agua y con unos tricopteros volando que hacían que alguna que otra cebada se viera en la inmensidad de este río. Ante tamaña visión, como bien podéis colegir, el ponernos los waters, montar las cañas y salir para el río fue realizado en un abrir y cerrar de ojos.



No hubo mucho que esperar para que Mario cogiera la primera señora del Tormes, aunque no pudo hacerse la foto de rigor ya que al llevarla a la mano esta finalmente se soltó. A partir de ahí el río paro en su actividad y empezamos a pescar al agua en posturas claras y muy sugerentes teniendo en mas de un momento ataques a nuestras secas pero que no se concretaban en nada ya que rechazaban en el ultimo suspiro, así pasamos toda la mañana contabilizando una serie enorme de rechazos y eso que les pasamos a las truchas casi todo nuestro arsenal pero estaba visto que, aunque en principio les llamaba la atención y hacían la intención de entrar, no conseguimos dar con la mosca adecuada.



Tras el paréntesis de la comida volvimos con ansias renovadas esperando ver el tan esperado baile de las señoritas de Tormes en busca de esa emergencia que ha hecho tan famoso a este río, tras esperar infructuosamente que esto se produjera empezamos a buscarlas por abajo y después de mucho bregar y repasar posturas tentadoras finalmente pudimos coger y fotografiar a otra de las truchas de este río.



En resumen, a pesar que el resultado fue parco en capturas, dos entre cuatro pescadores que estábamos allí, las sensaciones que nos dejo a todos el Tormes es la de un río con un potencial enorme y que, si aciertas con el día que sus truchas están por la labor, puedes tener la jornada de tu vida pescando a seca.

Rio Ucero


El Ucero esta dentro del selecto grupo de los ríos míticos, donde sus truchas tienen merecida fama en cuanto a porte y capacidad de lucha.



Aun recuerdo la primera vez que pesque este río y puedo afirmar, sin exagerar un ápice, que ese día saque mas centimetros de trucha que todo lo que había sacado hasta entonces en esa temporada, fue un día glorioso, espectacular y no porque sacara una cantidad exorbitada de truchas, debo decir que ese día ensalabre solo 4 truchas eso si la menor de ellas midió 43 centímetros y la mas grande 68.



Como podréis comprender cada vez que me acerco a este río las expectativas que manejo siempre son muy altas y generalmente no me suele defraudar, aunque en menor cuantía que la vez que os he relatado anteriormente, siempre es un río que me ha dado muy buenas jornadas.



Una vez que nos tomamos el café matutino en San Agustin de Guadalix con Mario y Paco, enfilamos la carretera para llegar a Burgos de Osma donde nos esperaban Javier y Luis, dos grandes mosqueros de Soria, para desde allí irnos juntos hasta el coto.

Mientras iban cayendo los quilómetros la conversación no dejaba de ir recurrentemente al día anterior donde unas tormentas habían descargado por la zona del Ucero lo que, como podréis colegir, no presagiaba nada bueno, no obstante, Paco, en un alarde de optimismo, nos decía: "tranquilos que seguro que esas tormentas no han afectado al río".


Desgraciadamente lo que todos nos temíamos se cumplió y el Ucero nos esperaba con sus aguas absolutamente tomadas.


Varios juramentos en arameo después y un sin fin  de elucubraciones si existía la posibilidad que el río volviera a tener las aguas claras, nos lanzamos todos al río en busca de sus pintonas.



Durante esa jornada volaron efímeras oliva, grandes ecdionuridos (los famosos tirurirus) algún tricóptero y hasta algún pérlido de los grandes. 




Pues bien, a pesar de toda esa exuberancia entomológica, las señoras truchas del Ucero no tuvieron a bien el ponerse a comer ante tamaño festín, como podreis comprobar en la foto de más abajo los unicos que ese dia se cebaron fueron los Pescadores :-)



Todas las truchas sacadas fueron a ninfa (en una de las fotos podéis ver el porte de una de ellas que fue sacada por Mario).



Por mi parte me lleve un sonoro bolo, de hecho el único de los cinco en no tocar escama en todo el día, mi primer bolo en este magnifico río.



Lo mejor del día fue, sin duda el conocer a dos magníficos mosqueros y personas como son Javier y Luis, y compartir, una vez mas, un extraordinario día de pesca con mis compañeros de fatigas Mario y Paco.

Rio Escabas


Cuando Mario me comentó que teníamos coto en el río Escabas, a mi memoria me vino la primera, y hasta ahora única vez, que había estado en este magnifico río de la serranía conquense; se trata de un río de aguas cristalinas, un río calizo que discurre serpenteando rodeado por un bosque de pinares inacabables y bastante amable en cuando a su andadura aunque sus truchas fueron, ese día, esquivas y difíciles de engañar dada la claridad así como el bajo nivel de agua que, aquel mes de septiembre, tenía el río.



No Paco no, me reconvino Mario,  se trata del Escabas, si, pero a la altura de Priego, según me han contado se trata de un coto muy cerrado donde los accesos al río son pocos y es bastante difícil de andar, aunque guarda sorpresas en forma de truchas enormes.

Y nuestro amigo Mario no se equivoco ni por lo uno ni por lo otro, como podréis ver en las fotos los accesos eran verdaderas selvas y el río un autentico mata-hombres. 






Sus truchas no dieron la cara mas que al inicio de la jornada buscándolas pegadas al fondo y ya casi cuando nos íbamos, fue donde nuestro amigo Paco hizo honor al sobrenombre de Dr. Palancas tal como se le conoce por tierras sorianas y salmantinas al pinchar, como el dice, un autentico torpedo de mas de 80 centímetros (no os perdáis el video) y que finalmente no pudimos ensalabrar por pura mala suerte.



Como curiosidad comentaros que no vimos, en todo el día, volar ningún tipo de efímera, ni tan siquiera un socorrido tricoptero y aunque al final, en una larga tabla, vimos alguna trucha puesta, estas solo estaban por la labor de comer, si era eso lo que hacían, abajo.

El Escabas río mata-hombres para algunos, el río de la trucha de su vida para otros... 




¿Verdad Paco? :-)