Este rio
lo pesque por primera y única vez el día 2 de mayo del año 2002 y si me recuerdo tan bien de la fecha es por que el bolo fue
clamoroso, no vi volar nada y ver no se vio ni un mísero barbo. Como prodréis comprender mi fe en este escenario no era
precisamente la mas predispuesta para aventurar que tendríamos un buen día de pesca.
Aquí Mario fue taxativo, "Paco no me extraña que no tuvieras éxito cuanto fuiste al Jarama, la época no era la mas propicia, ten en cuenta que
es un río tardío y hasta junio no empieza a despertarse, ya
veras realmente vas a disfrutar, hemos cogido el momento ideal para este río".
Con
esta promesa de redención sobre mi maltrecha fe en el Jarama, no encaminos, un soleado sábado de junio, a recorrer las riberas de este
precioso rio encajonado entre montañas de pizarra y granito.
El rio bajaba perfecto con un agua cristalina y con un caudal en su
justa medida que permitia el andar por el sin poner en peligro la integridad
tanto física como moral del pescador ante una caida inesperada y mas yendo
acompañado con el peligro que ello supone de ser fotografiado y ver que, su humedo
trance con la carita que a todos se nos queda, es compartido a todo el mundo
via internet, sin contar con las risas y el cachondeito consiguiente, eso si,
despues de haberte ayudado, diligentemente, a levantarte y recomponer tu
maltrecha dignidad :-)
Nada mas apostarnos en su orilla, vimos a unos enormes barbos que
estaban, en un remanso, sesteando después de haber remontado desde el pantano
que hay mas abajo ya que nos encontramos en plenas nupcias barbiles. Que duda
cabe que, ante el tamaño de los bigotudos, intentamos tentarles con nuestras
moscas pero, ni por arriba ni arrastrando pesadas ninfas por el fondo pedregoso
conseguimos interesar a esos poderosos peces.
Visto que el día no iba de barbos y ya mas calmados, fuimos a lo que mas
nos gusta; tentar a maese trucha.
Y acontenció que el día fue tal como Mario nos relató, las capturas de
truchas, aunque de tamaño contenido, con una librea magnifica no pararon de efectuarse en todo la jornada,
unas veces a seca a un tricóptero de pelo de ciervo otras a la ninfa que
acompañaba al tándem con el pescaba. Sinceramente ya no me acuerdo de cuantas
fueron, eso, realmente es lo de menos, lo que si me quedo grabado en la memoria
es que el Jarama es un río lleno de vida con unas truchas magnificas y que, a
pesar de que en este día fueron generosas y dieron la cara, son francamente
difíciles de engañar.
Gracias Mario por devolverme la fe en este rio